Estoy emocionada, feliz, contenta, orgullosa... Tantas cosas! Y no, no me ha tocado la lotería, ni me ha ocurrida algo extraordinario. Simplemente, he compartido con mi peque más peque un momento muy especial para mi. Ahora mismito os lo cuento.
El domingo pasado me levanté, miré por la ventana y ooooohhhhhhhh maravilla!, había una niebla maravillosa! Baja, densa, blanca... de película. Y porqué oh maravilla? Porque los fotógrafos somos así de raritos y nos gusta mucho el tiempo extraño. Nos permite salir y mirar el mundo desde otro punto de vista, o no te has fijado que cuando hay niebla tus lugares más cotidianos de repente se convierten en lugares extraños?
Pero volvamos a la historia. Domingo por la mañana, niebla de la buena y dije en voz alta: "qué día más bueno para sacar fotos!" y me respondió mi peque más peque: "Vale, voy contigo" (bueno, en realidad fue "vale, conquigo"). Así que, ni cortos ni perezosos, desayunamos a todo correr (ejem, ejem), nos preparamos más a todo correr todavía (ejem, ejem, ejem), cogí una cámara compacta por si acaso y nos fuimos a un pinar que tenemos cerquita de casa.
Cuando llegamos al pinar le pregunté a mi peque, si él también quería una cámara y así podíamos ir sacando los 2 fotos y me dijo que "siiiiiiiiii" y a mi me dió un brinco el corazón. Experimentó todos los puntos de vista imaginables, me hizo fijarme en detalles para fotografiar que a mi me hubieran pasado desapercibidos, sonrió, bromeó, pero sobre todo pasamos un rato maravilloso compartiendo mi gran afición. Qué mas se puede pedir?
Así que estoy feliz, y orgullosa. Por haber compartido un momento mágico y maravilloso con mi peque más peque; por haber estado allí, siendo testigo privilegiado de sus primeros pasitos con una cámara; por descubrir a través de sus ojos una nueva experiencia; por verle disfrutar; por ....
Mejor os dejo ver sus caras. Seguro que me entendéis a la perfección:
El domingo pasado me levanté, miré por la ventana y ooooohhhhhhhh maravilla!, había una niebla maravillosa! Baja, densa, blanca... de película. Y porqué oh maravilla? Porque los fotógrafos somos así de raritos y nos gusta mucho el tiempo extraño. Nos permite salir y mirar el mundo desde otro punto de vista, o no te has fijado que cuando hay niebla tus lugares más cotidianos de repente se convierten en lugares extraños?
Pero volvamos a la historia. Domingo por la mañana, niebla de la buena y dije en voz alta: "qué día más bueno para sacar fotos!" y me respondió mi peque más peque: "Vale, voy contigo" (bueno, en realidad fue "vale, conquigo"). Así que, ni cortos ni perezosos, desayunamos a todo correr (ejem, ejem), nos preparamos más a todo correr todavía (ejem, ejem, ejem), cogí una cámara compacta por si acaso y nos fuimos a un pinar que tenemos cerquita de casa.
Cuando llegamos al pinar le pregunté a mi peque, si él también quería una cámara y así podíamos ir sacando los 2 fotos y me dijo que "siiiiiiiiii" y a mi me dió un brinco el corazón. Experimentó todos los puntos de vista imaginables, me hizo fijarme en detalles para fotografiar que a mi me hubieran pasado desapercibidos, sonrió, bromeó, pero sobre todo pasamos un rato maravilloso compartiendo mi gran afición. Qué mas se puede pedir?
Así que estoy feliz, y orgullosa. Por haber compartido un momento mágico y maravilloso con mi peque más peque; por haber estado allí, siendo testigo privilegiado de sus primeros pasitos con una cámara; por descubrir a través de sus ojos una nueva experiencia; por verle disfrutar; por ....
Mejor os dejo ver sus caras. Seguro que me entendéis a la perfección:
Feliz y mágica semana
{Hada}Marina
